Mi vida como estudiante en Taiwán
A principios del año 2015, apliqué a una beca ICDF, en Mayo, recibí la buena noticia de ser aceptada, y para septiembre estaba empezando mi primer trimestre. Cuando yo leí el programa en la página web, realmente me gustó y dije me encantaría complementar esas habilidades con mi carrera de arquitectura y en fin decidí aplicar a un máster en un país totalmente distinto al mío. En el "International Master of Cultural and Creative Industries", habíamos personas de todas las edades, culturas, países (Nicaragua, Colombia, Paraguay, España, Eslovaquia, Rusia, Israel, Malasia, Tailandia y Taiwán) , carreras (Diseño Gráfico, Ingeniería en Sistemas, Periodismo, Lenguas, Cine, Administración de Empresas) pero con un fin mutuo de culminar el programa en 2 años. Creo que no había ni terminado el primer mes de vivir en Taiwán, y ya me quería regresar a casa. No me adaptaba a su comida, el idioma me fue y sigue siendo un reto, pero lo más decepcionante fue que el programa no era para nada lo que yo esperaba. A la fecha creo que no es culpa de los estudiantes, realmente es de los que más aprendí, todos son personas fascinantes y cultas con mucho que aportar.
Qué fue lo que falló? Personalmente creo que es un problema de administración. Ellos señalan que son un programa nuevo, el cual comenzó en 2012, y ya es 2019 y realmente me parece inaceptable que sigan utilizando esa excusa. Aparte de existir una gran barrera de idioma, realmente el Taiwanes jamás va a poder comprender la mentalidad occidental, una en la cual estamos más dispuestos a participar en clase, a retar a nuestros profesores, a dar lo mejor de nosotros. En el Occidente tenemos una percepción de los Asiáticos de ser personas muy disciplinadas y sobre todo inteligentes.
En el segundo semestr decidí llevar una clase de Instalaciones de arte, impartida por un Profesor Británico, realmente muy bueno y mi sorpresa cuando llego a la clase es que habíamos, una Rusa, un Estadounidense, Taiwaneses y yo, una Hondureña, dejenme decirles que en seis meses jamás se escuchó la voz de los Taiwaneses, no participaban, faltaban a mucho a clase, y si llegaban, llegaban tarde. En la clase prácticamente solo se escuchaban las voces de los extranjeros. Un día hablando en confianza con un local, le pregunté : "Oye, ustedes porqué no expresan su opinión en clase?" Y me contestó: "Por respeto y porque nos da miedo equivocarnos, desde pequeños nos han enseñado a respetar a los maestros y pues ellos siempre están en lo correcto y estaría muy mal llevarles la contraria". Y yo fascinada ante tal respuesta me regresé a mi dormitorio el cual compartía con mi aún amiga Nicaragüense y le compartí mi experiencia, y las dos perplejas porque en Occidente siempre participamos y debatimos en clase con compañeros y profesores.
Realmente el primer año fue muy difícil, pensé que iba a ser más fácil adaptarme, que por ser joven todo iba a ser más fácil. Y fue así que estando lejos de casa aprendí a valorar aún más a mi país, a mi familia y sobre todo aprendí a dejar de criticar todo lo que no me gustaba y empezar a enfocarme en lo bueno. Empecé a salir más, a viajar, a disfrutar y aprender de mis compañeros y hasta empecé a aventurarme con la comida, comí tofu apestoso, sangre de cerdo, de pato, alcohol de serpiente y otras cosas más. En sí decidí empezar a aprovechar los recursos que tenía y déjenme decirles que empecé a ver al programa, la universidad, el país y sobretodo a mí con otros ojos. No fue fácil, la transición del primer mes el cual sólo comía pan con huevo a la Nelly de un año después que hasta aprendió a cocinar y a valerse totalmente por ella misma es algo que muy probable no hubiera logrado viviendo en Honduras en la casa de mi mamá. Lastimosamente en la mayoría de los casos en Latinoamerica la única forma de salir de casa sin ser juzgado es que te cases y es hasta mal visto alguien que no quiera vivir con sus padres y lograr su independencia sin depender de un esposo.
Terminé disfrutando mis clases, las enfocaba todas a arquitectura y en especial la tesis de la cual me siento muy orgullosa.
Para no seguir haciendo largo el cuento, lastimosamente muchos de los programas internacionales en Taiwán tienen una mala administración, claro hay sus excepciones. Taiwán es un país que se viene abriendo a la multiculturalidad, y la verdad veo muy lejos el día en que se convierta en una sociedad homogénea. Siempre vas a entrar a el metro y te quedarán viendo como un alienígena, incluso en nuestras recidencias dice que somos alienigenas hahaha. También hay racismo y por más y más que trates de aprender su idioma, involucrarte en su cultura, religión, trabajo, siempre serás un extraño.
Taiwán es un país con mucho potencial, con sistemas de seguridad, transporte, limpieza, reciclaje, envidiables, son personas que a pesar que carecen de habilidades de comunicación, debido a su disciplina son un país del cual tenemos mucho que aprender.